Ideas para dejar de fumar

Fumar es un hábito que se adquiere no sólo por dependencia psicológica, sino también, y sobre todo, por una dependencia física de la nicotina.

Cuando fumamos estamos introduciendo en nuestro organismo una serie de sustancias que, dicho de alguna manera, provocan en nuestro cuerpo unas sensaciones más o menos placenteras a corto plazo, pero con unas consecuencias a medio y largo plazo muy perjudiciales para la salud.

Estas sustancias requieren -una vez acostumbrado nuestro organismo a ellas- unas cantidades o niveles mínimos para poder seguir "disfrutando" de sus efectos y evitar el síndrome de la falta de nicotina. La necesidad de esos niveles mínimos suponen una verdadera dependencia física.

Hasta ahora, en la mayoría de las ocasiones se ha planteado el intento de dejar de fumar sólo como una lucha psicológica, como algo relacionado con un factor de la personalidad, cuando muy probablemente está siendo la dependencia física que crea la nicotina en nuestro cuerpo, en nuestra sangre, en nuestros transmisores químicos del cerebro, la principal causa de que uno sienta la necesidad de fumar, independientemente de cual sea el motivo por el que una persona empezó a fumar.

Para dejar de fumar atacaremos pues las dos necesidades que se han creado en el ser humano: la psicológica y la física (o fisiológica).

Desde ambos aspectos, mental y físico, se han creado dependencias. Así, en lo mental es frecuente pensar que el fumar relaja, tranquiliza la mente... Desde el aspecto físico se ha creado en nuestro cuerpo la necesidad de nicotina (dependencia) antes citada.

La nicotina requiere de unos niveles mínimos de concentración en sangre, y así, cuando este nivel disminuye, sentimos la necesidad de fumar para "nivelar" la cantidad de esa sustancia en nuestro organismo.

En un primer momento, una vez tomada la firme decisión de intentar abandonar el tabaco puede resultar muy útil dedicar un tiempo prudencial de varios días (10) a llevar uno mismo un autoregistro de lo que se fuma, en que situaciones y que pensamientos y circunstancias se asocian a ello.

Para esto sería conveniente llevar en el mismo paquete de tabaco un lapicero y una hoja con una tabla, en la que tendremos que ir incorporando datos con cada cigarrillo fumado.

En esta primera fase no se pide que se intente fumar menos, pero se ha comprobado que el simple hecho de tomar conciencia de momentos y situaciones en los que uno fuma supone para muchas personas la posibilidad de aumentar su autocontrol y en consecuencia disminuir el número de cigarrillos.

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